La Organización de Naciones Unidas, (ONU), proclamaba en el año 1993 el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, con el reto de alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible, que es nada menos que poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.
Una de cada diez personas de las regiones en desarrollo viven con menos de 1,90 dólares al día, que es la cantidad establecida internacionalmente como el umbral de la pobreza. Y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El lema elegido para 2020 es “Actuar juntos para lograr justicia social y medioambiental para todas las personas”.
La pobreza crea en el individuo un estado de indefensión y marginación, que puede en ciertos casos acarrear problemas de autoestima, angustia, depresión entre otros problemas que pueden a su vez convertirse en factores que le impidan salir de su situación económica, por eso, los profesionales de la Psicología no podemos dejar de lado o ignorar nuestro papel en la lucha por erradicar la pobreza.
La pobreza está ligada a comportamientos psicológicos y psiquiátricos que llevan a situaciones económicas y emocionales altamente estresantes que dificultan la superación de la pobreza. En un estado de pobreza se perciben niveles considerables de estrés y un negativismo en el estado de ánimo de las personas quienes por lo general toman decisiones inmediatas y altamente arriesgadas, que pueden limitar la atención y ofuscar el establecimiento de objetivos a largo plazo.
La OMS explica en su plan de acción en salud mental que la pobreza es una condición que aumenta la vulnerabilidad de sufrir un trastorno mental y amplía las consecuencias asociadas a los mismos, como es el caso del estigma, la exclusión y la vulneración de derechos básicos.
Además, los trastornos psicológicos disminuyen la capacidad productiva de las personas, siendo las familias quienes suelen absorber el impacto económico.
La pobreza es en sí misma un problema de derechos humanos urgente y es causa y consecuencia de violaciones de los derechos humanos. Por ello, reducir la pobreza y erradicarla es una obligación de todas las sociedades.