24 de febrero, Día de la Psicología: Necesidad, Demanda y Deseo

Desde el campo de la economía y del mercado estos términos son la base para entender lo mínimo del discurso del capital y del actual orden social que dirige. Pero también podemos ver cómo en el terreno de la psicología la necesidad, la demanda y el deseo estructuran la subjetividad del ser humano.

El nacimiento de este ser humano, tan prematuro, requiere desde el inicio la presencia de un otro que le facilite los cuidados y la cobertura de las necesidades básicas para su subsistencia. Pero, no solo es esa la función que desempeña, sino que también surge, con ello, un vínculo. Ese otro, al hablarle, y dirigirse a él como individuo particular, le otorga un reconocimiento y la base de una identidad posible… lo autoriza como un semejante en el orden social.

De este vínculo de dependencia natural saldrá ese lazo familiar y social que caracteriza al humano. Vínculo básico, que con frecuencia cuesta modular y es causa de sufrimientos y no pocos trastornos subjetivos.

Esa necesidad que en principio se satisface de forma natural, requerirá más demandas para posteriores satisfacciones, y de esa articulación entre lo que se demanda y la posible satisfacción o no, surge, los que de forma pragmática y simple se conoce como deseo: es decir, aquello que, como resto, moviliza la vida del sujeto. Y de eso sí que saben los mercados y el poder.

Hoy la llamada Salud Mental, y las nuevas “patologías” emergentes, con la consideración y difusión que se les reconoce en el plano social indica y evidencia una situación donde gran número de demandas no se satisfacen, y ello genera nuevos malestares añadidos que cierra un círculo con cierta alteración en el orden de presentación: un malestar y una necesidad difundida, manifestada y reconocida en los medios y estudios sociales, crea una demanda añadida de satisfacción imposible, y como resto, ineludible, un  deseo insatisfecho, lo que genera mucha más demanda, queja e insatisfacción.

Insatisfacción que, utilizada como herramienta mercantil, es igual a negocio y beneficio. ¿De quién? Esa es la cuestión.

Desde luego la Administración pública no genera los necesarios recursos en el sector sanitario para la atención que requeriría esa demanda ciudadana. Eso se sabe.

Por otro lado, el orden social establecido, desde la mercantilización de todo lo que se adecúe a ese ideal imposible de perfección que propugnan, le conviene la insatisfacción y la queja, pues genera más demanda, que como ya he dicho se convertirá en venta de recursos y beneficios: económicos o no.

La mecánica perversa del sistema capitalista genera una necesidad a través de los medios de información y difusión, basada en un “ideal” imaginario de perfección, que la inoperancia de la Administración competente, ni desmiente ni dota de recursos que limite esa tendencia mercantilista. Aparecen nuevas etiquetas diagnósticas tratadas con recursos, generalmente farmacológicos, pero es el ciudadano quien sufre la insatisfacción de esa promesa ideal de lo imposible.

Con frecuencia creemos que el sujeto está muy alejado, en su subjetividad, de manejarse de esta manera en sus relaciones, satisfacciones y proyecciones ideales. Pero no creo que sea así.

De hecho gran parte de la llamada patología mental de hoy no es patología de tipo delirante, ni trastornos psicóticos, paranoicos o esquizofrénicos, patología clásica grave, aunque se sabe que las nomenclaturas clasificadoras de los manuales DSM y CIE han cambiado los nombres, etiquetas e identidades, pero aun así son más frecuentes los llamados trastornos: ansiosos, depresivos, síntomas excitativos o fóbicos, problemas de imagen con trastornos de tipo anoréxico, adicciones,…etc. clínica, en general neurótica muy acorde con los tiempos y formas de vida que nos envuelven. Ideales sociales de perfección, sin falta, que están destinados al fracaso y dolor de la impotencia.

Esta necesidad, sí debe generar una demanda, una demanda de soluciones, con tratamientos que deben de estar al alcance de la ciudadanía, ya que por otro lado el orden y poder establecido se encarga de difundir la existencia y necesidad de recursos, pero…no los facilitan.

No salen suficientes ofertas públicas para que los profesionales titulados y preparados, ocupen esos puestos de trabajo que satisfaga esa necesidad patente y manifiesta. Es claramente insuficiente el número de psicólogos clínicos y sanitarios que proporcionalmente necesita una población como la española, pero no se convocan y se ofertan más…, el servicio público recomienda un porcentaje asistencial que él mismo no cumple.

Afortunadamente la atención privada está regulada y ofrece garantías de calidad asistencial, pero, aún así, la privatización no es un bien que esté al alcance de todos los ciudadanos. Lamentablemente.

Carmelo Sierra.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Colegiado CM00096
Vocal de la Comisión Deontológica del COPCLM

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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