A Propósito D… Historia de un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA)

Para nosotras, tener un TCA significa tener una distorsión de la realidad. Todo comienza cuando nos obsesionamos con la idea de tener un cuerpo “perfecto”, que de algún modo no coincide con el cuerpo que tenemos de forma natural.

A raíz de esta obsesión, nos comparamos constantemente con el físico de otras personas y nos castigamos culpándonos por no ser como ellos y por ser nosotras mismas. En este aspecto influyen las redes sociales, las cuales nos muestran cuerpos inalcanzables y vidas perfectas que nos hacen ver únicamente los aspectos negativos de las nuestras.

Los pensamientos enfermos nos llevan a realizar conductas extremas, como la restricción de alimentos, la provocación de vómitos o el ejercicio físico excesivo. Todo esto deriva en el aislamiento social, la visión negativa de la vida y la irritación constante. Tenemos una serie de voces negativas que nos llevan a centrar nuestra atención en cifras, haciendo lo posible por reducirlas, ya sean kilos o calorías. En el caso de los estudios es todo lo contrario, nos autoexigimos con el fin de llegar al máximo. Nunca nos sentimos satisfechas con el resultado aunque este sea objetivamente bueno y nos autoimponemos la presión de conseguir siempre el diez. Llegamos a pensar que estas cifras nos definen y nos convertimos en calculadoras humanas, lo que nos provoca un gran sufrimiento. Nuestra vida se convierte en un círculo vicioso que consiste en sentirnos culpables cuando comemos o no hacemos ejercicio, teniendo la necesidad de “compensarlo” por miedo a subir de peso.

Analizando nuestra situación nos damos cuenta de que en nuestro problema intervienen muchos factores, como nuestro perfeccionismo, forma de afrontar los obstáculos, negación de la realidad, necesidad de control y sentimiento de insuficiencia e ineficacia.

Esta enfermedad repercute en nuestras vidas ya que nos hace ver la comida como una amenaza, nos provoca aislamiento, agotamiento mental y falta de energía para cumplir las actividades del día a día. Además, este tipo de trastornos puede conducir al desarrollo de otros, como depresión, autolesiones, pensamientos intrusivos o suicidas y ansiedad.

En conclusión, tener un TCA es una enfermedad que se camufla en términos aparentemente saludables pero que en verdad tienen un trasfondo perjudicial. Debemos dejar de tratar estos trastornos como tabúes y comenzar a darles la importancia que tienen, ya que después de la pandemia las jóvenes sobretodo, nos hemos obsesionado más con el cuerpo, la alimentación y el ejercicio.

Este texto ha sido realizado por las pacientes de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria ingresadas.
Noviembre 2021

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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