A Propósito D… 21 de enero, Día Internacional del Abrazo

En las recientes fechas navideñas seguro que ha sido frecuente ver cómo las familias se reencuentran y encuentran con sentimientos de esperanza y amor, quizá desatendidos muchas veces en el resto del año pero que en esta época parece que afloran o son más fáciles de expresar. O no, pero es como que el ambiente y la cultura navideña hace que se tengan o se puedan expresar con más facilidad esos sentimientos de concordia, buenos deseos y amor.

Pero ¿qué efecto tienen en general los abrazos sobre las personas? ¿Qué implicaciones tienen los abrazos más allá de lo puramente cultural? ¿Qué factores predisponen o limitan más a poder manifestarlo?  Y también nos preguntamos, ¿por qué la necesidad de conmemorarlo con un día y cómo surgió?

Los abrazos pueden tener varios significados según el contexto. Son una manifestación conductual que puede acompañar a diversas emociones, aunque lo más aceptado es que implica que mostramos afecto hacia la otra persona. Nos podemos abrazar a otros en una muestra de afectividad y alegría, porque celebramos algo importante, queremos compartir con esa persona su gozo al ser ascendido en su trabajo, al haberse enterado de una buena noticia o porque somos seguidores del mismo equipo de fútbol y celebramos un gol.

Pero también podemos manifestar los abrazos como expresión de nuestro pesar y tristeza ante la pérdida, como una señal de consuelo. Abrazamos a nuestros compañeros de trabajo cuando son despedidos o se marchan a otro empleo, abrazamos a nuestro amigo o amiga en el entierro de un ser querido, o cuando, por ejemplo, queremos animar a alguien que vemos triste y al que no sabemos qué decir con palabras. Es decir, podríamos afirmar que el abrazo se utiliza también como acompañante del duelo, como soporte emocional para muchas personas, y a través de él comunicamos también cosas que no podemos decir con palabras o simplemente cuando las palabras sobran. A saber, con los abrazos expresamos que echaremos de menos a ese amigo que se marcha, que a la vez que nos alegramos por el ascenso de nuestro compañero/a de trabajo también echaremos de menos la cercanía y el trabajo conjunto y que estamos ahí para lo que necesite al lado de nuestra amiga que ha perdido a un ser querido. También tiene un efecto positivo en la persona que da el abrazo como manifestación de consuelo, ya que se sienten menos estresados y más satisfechos.

Generalmente los abrazos son una forma de comunicación no verbal que indican familiaridad con el otro y que está aceptado en todas las culturas y religiones y que incluso puede expresarse en público, al contrario que otras manifestaciones de afecto que impliquen contacto físico. En general puede manifestarse entre personas que sienten amistad, amor, compañerismo, simpatía, pero también pena o consuelo. Evolutivamente hablando, los abrazos son necesarios desde que nacemos, porque aportan la seguridad necesaria al recién nacido con el necesario contacto físico y emocional con la madre y como pone de manifiesto la Guía de Desarrollo Emocional de Unicef, permite al niño aprender y poner en marcha mecanismos de calma en situaciones de necesidad y por tanto podríamos decir que son los primeros pasos para la regulación emocional.

Este 21 de enero celebramos su Día internacional, pero ¿cuál es el origen de este día? Fue un psicólogo estadounidense, Kevin Zaborney quien lo acuñó en 1986 para manifestar que es una conducta realmente poco manifiesta para muchas personas, debido a que aún seguimos mostrando pocas muestras de afecto incluso entre miembros de una misma familia. De hecho, en muchas familias no existen o se dan incluso menos que con amigos o compañeros de trabajo. La intención de Zaborney no fue otra que crear una excusa para dar y recibir abrazos, es decir, para comportarse de una forma poco habitual.

Pero más allá de la reflexión que puede provocarnos la necesidad o no de celebrar un día para esta conducta, lo cierto es que los abrazos tienen su repercusión tanto a nivel físico como psicológico. A saber, pueden desde provocar cierto placer al segregar nuestro cerebro serotonina y dopamina ante el contacto físico, lo cual es agradable, como aportar seguridad, calma y reducir el estrés, cubrir necesidades afectivas o ayudar a afrontar incluso la timidez. Es decir, permite por ejemplo a las personas ganar confianza en los demás, exponerse a una situación social muy íntima y ser más espontáneo y seguro. Por tanto, también incrementan la autoestima y reduce o neutraliza sentimientos negativos como el enfado o la apatía.

En un artículo publicado en la revista Ciencia psicológica se estudia la hipótesis de que el apoyo social percibido protege contra los efectos negativos del estrés, dando especial importancia a los abrazos como fuente de ese apoyo social. En este estudio se examinaron los roles del apoyo social percibido y los abrazos recibidos en la amortiguación contra la susceptibilidad inducida por el estrés interpersonal en las enfermedades infecciosas. De esta investigación se desprendió un efecto amortiguador del estrés por los abrazos recibidos, lo que explicó hasta el 32% del efecto del apoyo en la reducción del estrés. Entre las personas infectadas, un mayor apoyo percibido y abrazos más frecuentes predijeron signos de enfermedad menos graves.

Otro estudio de la revista Behavioral Medicine estudió la relación entre el contacto social y físico breve entre parejas y la reactividad de la presión arterial al estrés. Antes de la situación de exposición al estrés, el grupo de contacto se tomó de la mano durante 10 minutos mientras visualizaba una película romántica, seguido de un abrazo de 20 segundos con su pareja, mientras el grupo sin contacto descansó en silencio el mismo tiempo. Ante la tarea que se les pidió de hablar en público, las personas del primer grupo, las que recibieron contacto físico de su pareja, demostraron un aumento más bajo de la presión arterial y la frecuencia cardíaca en comparación con el grupo sin contacto.

Por tanto, de estos estudios se desprende que abrazar puede transmitir apoyo social de forma efectiva.

Para profundizar en el tema, dejamos dos referencias de estos dos estudios que hablan de los beneficios de los abrazos.

Cohen, S., Janicki-Deverts, D., Turner, RB y Doyle, WJ (2015). ¿Los abrazos brindan apoyo social para amortiguar el estrés? Un estudio de susceptibilidad a infecciones y enfermedades de las vías respiratorias superiores. Ciencia Psicológica , 26 (2), 135–147. https://doi.org/10.1177/0956797614559284

Karen M. Grewen PhD, Bobbi J. Anderson, Susan S. Girdler PhD & Kathleen C. Light PhD (2003) Warm Partner Contact está relacionado con una menor reactividad cardiovascular, Behavioral Medicine, 29:3, 123-130, 10.1080/ 08964280309596065

Jesús Escobar Real.
Psicólogo y vocal de la Junta de Gobierno del COPCLM.
Col. Nº CM1435

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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