A propósito D… 13 de enero, Día Mundial de la lucha contra la Depresión

El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión y, como cada año, este día es una oportunidad para hacer una revisión de nuestra sociedad, de las personas afectadas por esta incapacitante enfermedad y para aportar nuevas ideas y soluciones.

La palabra Depresión está tan inserta en nuestro lenguaje que la sobre utilizamos y, en ocasiones, de manera incorrecta, aludiendo a estados de ánimo tristes, decepciones amorosas, agotamiento, aburrimiento y falta de ilusión, entre otras. Debemos recordar que la Depresión es un conjunto de síntomas bastante incapacitantes que afectan nuestra manera de percibir el mundo (vacío, sinsentido, desesperanza); nuestra manera de pensar (disminución de la capacidad para pensar, concentrarse o para tomar decisiones),  nuestra manera de sentir (sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada) y nuestra manera de movernos por el mundo (disminución del interés y placer por prácticamente todas las actividades y la mayor parte del tiempo, pérdida de apetito y peso, insomnio o hipersomnia, agitación o lentitud motriz, fatiga o pérdida de energía).

¿Por qué unas personas desarrollan una depresión y otras no?, es una pregunta que nos ocupa horas de estudio a los profesionales, pero es verdad que existen algunos factores protectores que hemos encontrado. Quisiera quedarme en uno solo que me inquieta más que los demás: el sentido de vida o propósito vital.

Podemos encontrar distintos intentos por definir “sentido de vida”, y la mayoría de ellos aluden a tres componentes; coherencia (lo que hago tiene sentido), propósito (hacia dónde me dirijo) y significado (mi vida tiene valor en general).

Son muchos los cambios sociales que han tenido efectos graves en el sentido de vida (la pérdida de tradiciones, de seguridad laboral, de sentido de comunidad, el fomento del individuo sobre el grupo, las redes sociales que sustituyen el contacto social cara a cara y el consecuente despliegue de habilidades sociales), que a su vez han tenido una gran influencia en la familia como célula primaria de la sociedad (donde la prioridad ya no son las crías sino el bienestar de los adultos y el mantenimiento del status) y por tanto en el individuo, que vive en constante inseguridad y temor por no llegar a ser suficiente (miedo que anticipa o como comúnmente le conocemos: ansiedad), por perder lo que tiene (que nunca parece ser suficiente) y por esa constante incongruencia (entre lo que piensa, lo que siente y lo que hace) que no le permiten encontrar sentido a la propia existencia.

Creo que el aumento de la depresión tiene una raíz mucho más profunda que valdría la pena detenerse a revisar, porque es ahí donde radican sus factores protectores: la promoción de valores comunitarios, la expresión de emociones, el disfrute de las relaciones interpersonales, el sentido de pertenencia, la tolerancia a la frustración, la consciencia de ser parte importante del mundo que nos rodea, la flexibilidad y la capacidad de adaptación, la autoestima, la valía centrada en el ser y no en el tener y la búsqueda constante de la congruencia, evidentemente dan un sentido a nuestra existencia y nos protege de ese vacío existencial que caracteriza a la depresión.

Algunos de las estrategias de la terapia psicológica son: promover el sentido de congruencia a la persona, alinear sus tres esferas: pensar, sentir y hacer,  recuperar el ser sobre el tener, devolver la responsabilidad sobre la propia existencia, a fin de que la persona vaya tomando decisiones y actuando, recuperando así su sentido de vida.

Rocío Goitia González.
Col Nº. CM 1407
Vocal de la Junta de Gobierno del COPCLM

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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