Desde el año 2008, cada 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Éste es decretado por Naciones Unidas con el fin de dar visibilidad al mismo y contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
El TEA es un trastorno de origen neurobiológico, en el cual se ve afectado el sistema nervioso y el funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en diferentes áreas; comunicación e interacción social y flexibilidad de la conducta y el pensamiento.
En los últimos años, estamos viviendo algunos cambios significativos que han llevado a una nueva reorganización a la hora de evaluar e intervenir, pero que también han dado un giro a las líneas de investigación del trastorno.
Por un lado, destacan los cambios relacionados con la clasificación del trastorno, en concreto, el cambio se produjo en el año 2013, con la publicación de la nueva versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V. En esta nueva clasificación, desaparecen los subtipos de Trastorno Generalizado del Desarrollo y con ello, el síndrome de Asperger, el trastorno autista y el Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado, quedan fusionados en lo que actualmente conocemos como TEA.
Por otro lado, nos invaden noticias sobre el sorprendente aumento de casos detectados y diagnosticados. En este sentido, cabe destacar que en España no contamos con estudios poblacionales pero que, si seguimos los datos aportados por estudios realizados en Europa, observamos una prevalencia de 1 caso por cada 100 nacimientos (Autism – Europe aisbl 2015). Los estudios realizados en EEUU, reflejan una prevalencia de 1 caso por cada 88 nacimientos (EEUU – CDC, 2012). Aquí, surge la incógnita de si nos encontramos frente a un aumento real en la incidencia del TEA o simplemente la precisión de los instrumentos de diagnóstico y el mayor conocimiento del trastorno, nos dejan ver casos que, de otro modo, podrían estar pasando desapercibidos, como podrían ser los casos de diagnóstico en mujeres y niñas.
Sea como fuere, debemos seguir poniendo todos los medios para que la investigación siga adelante y poco a poco el conocimiento sobre el trastorno (causas, prevalencia, áreas de afectación…) sea más amplio y preciso.
En estos días, bajo el lema “Puedo aprender. Puedo trabajar”, la campaña 2020 -2021 pretende resaltar el ámbito de la educación y el empleo. Ambos imprescindibles para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA y garantizar su participación en la sociedad de la forma más independiente y autónoma posible. Con ello, se reivindica un esfuerzo por parte de la población en general para asegurar el derecho a una educación de calidad que facilite el posterior desarrollo de un trabajo remunerado.
María Peña Gilabert.
Psicóloga de la Asociación Desarrollo Autismo Albacete.
Psicóloga colegiada en el Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha.
CM 02454