A propósito D… Cómo nos sentimos en Navidad ante una pérdida. El duelo: presencia de la ausencia A propósito D… Cómo nos sentimos en Navidad ante una pérdida. El duelo: presencia de la ausencia

Todos no se sienten felices en estas fechas, poco deseadas para algunos: “no puedo”, “no me apetece”, son frases que se utilizan y llevan a sentimientos de tristeza y melancolía, asociada a una visión negativa de la realidad, a la apatía e incluso a la abulia.Son frases que se convierten en pensamientos automáticos negativos, que impiden que seamos capaces de plantearnos si son reales o no; que impiden los recuerdos, imágenes agradables, placenteras, ¡Los deja sin recursos¡ No existe una forma mejor ni peor de afrontar las fiestas navideñas cuando se está en duelo. La pérdida de un ser querido es un acontecimiento muy estresante que casi todas las personas tendrán que afrontar a lo largo de la vida. Pero este año tenemos una nueva invitada a la mesa: la ausencia; el vacío que ha dejado el ser querido que ya no está. Cada familia debe encontrar una manera de organizarlas, tendrá que hacer esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar las necesidades propias y del resto de familiares, quizás con temor a no ser capaces de afrontarlas y que haga sentir bien a todos sus miembros, consiguiendo que éstas no impliquen un dolor añadido al de la pérdida.

¡Esta Navidad será una fiesta especial cargada de intensas emociones y recuerdos¡ Intentemos construir una Navidad diferente con actividades y rituales que nos permitan adaptarnos a esta celebración cargada de dolor, tristeza e impotencia por la pérdida reciente de seres queridos, recuerdos de quien no está presente porque está lejos, personas que han dejado de formar parte de nuestra vida y no se puede compartir con ellos estas fiestas tan familiares; recordamos con más anhelo a los seres queridos que en su momento estuvieron con nosotros, su ausencia se nota más, y por consiguiente el vacío que sentimos es mucho mayor.

El duelo es el proceso de adaptación que permite restablecer el equilibrio personal y familiar roto con la muerte de un ser querido, puede suponer un gran dolor. El duelo ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de la persona ausente y mantiene el vinculo afectivo; se caracteriza por la aparición de pensamientos, emociones, sentimientos y comportamientos causados por la perdida, muerte del ser querido. (No hay palabras que defina el dolor que siente una madre/un padre ante la pérdida de su hijo, no estamos preparados para enterrar a un hijo, experiencia difícil de asimilar, cuantas preguntas sin respuestas). Aunque la depresión no es lo mismo que el duelo, suele ir asociada a éste.

Según diferentes autores las manifestaciones más frecuentes: sentimientos de tristeza, enfado, culpa, ansiedad, soledad, fatiga, impotencia, shock, anhelo, impulsividad, culpa, etc.; sensaciones a nivel fisiológico como opresión en el pecho, sequedad de boca, falta de aire, mareos, dolor de cabeza, taquicardias, debilidad muscular, etc.; a nivel conductual soñar con el fallecido, evita recordarle, llanto, aislamiento social, etc.; a nivel cognitivo confusión, preocupación, distracción, incredulidad, sentido de presencia, incluso alucinaciones, reproches, bloqueos, etc.;

Los factores que propician este sentimiento son:

• Nostalgia por la ausencia de seres queridos que crea una visión en túnel, negativa y monotemática, que impide participar de la fiesta al sentirse incapaces para valorar aquellas personas y situaciones gratificantes y placenteras que sí que se encuentran a su alcance. que pueden compartir con el resto de familiares que si están presentes.

• Recuerdos de acontecimientos pasados negativos (tanto en Navidades anteriores como a lo largo del año) que ahora salen a relucir haciendo que el individuo considere desdichada su existencia.

• Sentimientos de soledad y añoranza de quienes se encuentran físicamente lejos de su familia y no les es posible visitarlos en estas fechas. También en estos casos se crea una visión negativa en túnel que impide ver lo que de positivo y gratificante.

Por lo tanto, para que este proceso normal por el que todos pasamos ante una pérdida no se complique y desencadene un duelo patológico, crónico, no resuelto o enmascarado, es importante recibir asesoramiento psicológico.

No hay recetas mágicas ni soluciones infalibles para afrontar esta Navidad cuando tu corazón está cargado de dolor, recuerdos y emociones. Estrategias de afrontamiento eficaces te ayudan a disminuir el sentimiento de dolor, la pena ante la pérdida; a veces con el afrontamiento no se resuelve el problema y se pierde una oportunidad, para compartir el dolor de la presencia de la ausencia, con nuestros seres queridos que si están con nosotros en este momento tan especial. La persona fallecida no está, pero sigue presente en el recuerdo de todos.

• Respeta y expresa tus emociones: El duelo es único para cada ser humano al igual que la forma en la que lo manifestamos. Es frecuente que experimentes una intensa montaña rusa emocional en estos días mientras que los recuerdos de aquellas Navidades en las que estaba tu ser querido vienen insistentemente a tu cabeza. El dolor llega en momentos… podrás sentirte tranquilo por un rato y repentinamente experimentar una tristeza profunda o un intenso enojo. Sé comprensible y respetuoso de tus emociones, que reconozcas este dolor y te des permiso para llorar cuando así lo sientas necesario. No te juzgues a ti mismo ni a los demás por cómo reaccionan en este día. … permítete sentir plenamente la tristeza, la ira e inclusive la culpa por esta pérdida pero también permítele a tu corazón sentir la gratitud de saber que has podido disfrutar de maravillosos momentos con el ser querido fallecido.

• Los familiares han acordado qué hacer con el espacio vacío que hay en la mesa de la celebración de Navidad. Algunas colocan una vela encendida, o una fotografía, como símbolo de reconocimiento y respeto al fallecido. Otros incluyen en el menú el plato preferido del fallecido a modo de homenaje. Hay quien prefiere hacer un brindis por la memoria de quién ya no está. Se trata de pequeños rituales que permiten compartir el dolor y expresar el vínculo afectivo que persiste con la persona que murió. Los familiares se dan permiso para hablar de cómo se sienten ante la ausencia, y entienden que es natural que en determinados momentos alguien necesite llorar o sentirse triste. No se deben vivir esos momentos tan significativos como si nada hubiera pasado, permítete sentirte triste o llorar, busca un espacio tranquilo de la casa en donde puedas tomarte unos minutos de descanso y disfrutar de efectivas estrategias de relajación.

• Refuerza tu Sistema de Creencias: La Fe, nos ayuda a superar el sufrimiento, la pena que sentimos ante la perdida, la ausencia, la silla vacía que no se ocupa… Concéntrate en el profundo sentido religioso de la Navidad como una fuente de curación, paz y consuelo que recuerda el nacimiento de Jesús..; asiste a las misas, enciende una vela en nombre de quien está ausente, acompañándolo con una oración.

• Las verdaderas luces de la Navidad, son nuestros seres queridos, familia y amigos que iluminan nuestro árbol de la vida. Otras lucen que nos acompañaban, nos dejaron y se convierten en estrellas que brillan en nuestros corazones y nutren nuestro espíritu.

Crescencia Martínez Mendoza.
Colegiada nº CM00483

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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