“Por una Sociedad sin Discapacidad Emocional”
Con motivo del “Día Internacional de las Personas con Discapacidad” me gustaría que realizásemos un ejercicio de auto-reflexión sobre lo que esperamos como sociedad de las personas con discapacidad.
Desde un punto de vista psicológico, social y humano, todas las personas tenemos derechos y necesidades, vivimos, crecemos, nos esforzamos, sentimos, amamos… cada uno de manera diferente al resto, cómo no, pero de la misma manera en el fondo.
La discapacidad podemos verla como una cuestión de grado, donde todos nos encontramos situamos en un continuo entre el 0 y 100%, y donde todos tenemos el mismo derecho a gozar de una vida plena, aun con nuestras limitaciones. Las instituciones realizan grandes esfuerzos de medios y ayudas para compensar los déficits más graves y para la mejora en cuanto a la realización de las actividades de la vida diaria (AVD), así como para mantener un nivel de bienestar e independencia lo más alto posible de las personas con discapacidad.
Los psicólogos que trabajamos en discapacidad tenemos, entre otras, la labor de acompañarles en el proceso de alcanzar y mantener un nivel de bienestar físico, emocional y social, mediante un Plan de Atención Individual (PAI) personalizado, acompañados por un equipo multidisciplinar y contando a menudo con la inestimable colaboración de las familias, quienes también necesitan de ayuda para poder continuar cuidando a sus familiares.
Pienso que, a día de hoy, la discapacidad solo podemos verla desde el afecto y desde la inclusión, en ese sentido, sin olvidar la importancia del apoyo en medios técnicos y ayudas económicas, como sociedad del siglo XXI tenemos una oportunidad en cuanto a la inclusión de la discapacidad tanto física, como intelectual, aceptando de verdad la diversidad de capacidades de cada uno.
En este mundo tan virtual preocupado por las redes sociales, los “like”, el número de seguidores, o los selfies, también sería bueno recordar que las personas somos seres reales, imperfectos y vulnerables, que no disponemos de un nivel ilimitado de tolerancia a la frustración y al malestar emocional, por lo que pensamos que no todo vale. Como miembros de esta sociedad podemos seguir avanzando en la aceptación de las diferencias individuales de cada persona, en la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de nuestra condición o nuestra capacidad, para conseguir en el futuro una “sociedad sin discapacidad emocional”, honestamente, con una buena actitud todos podemos mejorar.
Víctor Manuel Aragón Navarro.
Miembro de la Junta de Gobierno del COPCLM.
Psicólogo Col. Nº CM02316