La violencia es quizás uno de los eventos sociales y mentales que más debemos lamentar en la actualidad.
La comunidad educativa en el mundo, y en nuestro país en particular, han sufrido en los últimos tiempos un aumento de violencia, que viene dañando a la población más preciada, y al mismo tiempo más vulnerable, los niños y adolescentes.
Cuando hablamos de violencia estamos obligados a identificar y comprender las causa, límites y direcciones, aunque para ello debemos identificar primero lo que comprendemos por violencia y violencia escolar:
Violencia es toda acción u omisión intencionada de provocar un daño físico, psicológico y/o sexual de alguien, hacía otra persona. El impacto de la violencia variará en cada persona dependiendo del contexto en el que se encuentra, puede llegar en casos extremos a intento de suicidio y asesinato. La violencia en la comunidad educativa puede ser a alumnos, profesores, o hacía objetos del centro.
Acoso Escolar (también conocido como bullying) es un comportamiento prolongado en el tiempo de abuso y maltrato que se ejerce entre iguales, en los entornos escolares con el propósito de intimidar o controlar, mediante contacto físico, maltrato verbal, manipulación psicológica o emocional. El acoso escolar es repetitivo, generalmente hasta que la victima reacciona e informa sobre este acto. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y en los patios de los centros escolares.
Se consideran tres tipos de acoso:
Acoso Verbal: Consiste en expresar de manera directa o indirecta entre alumnos/alumnas palabras desagradables o agresivas cuya intención sea humillar, amenazar o intimidad al otro/otra.
Acoso Social: Consiste en lesionar emocionalmente las relaciones de una alumna o un alumno con otro u otros, aislarlo, no tomarlo en cuenta o marginarlo. Puede ser directo o indirecto, como divulgar rumores acerca de sus actividades personales y avergonzarlo en público.
Acoso Físico: La acción continúa de una alumna o alumno o bien de alumnas y alumnos para lastimar u ocasionar lesiones corporales a otros u otros, o deteriorar sus pertenencias.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sepulta a la víctima, en el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros/as.
Al niño/ niña o adolescente maltratado, le generará una serie de secuelas psicológicas importantes, dañando principalmente su autoestima, provocando miedos, ansiedad, principalmente y llegando en algunos casos, por la dureza de la situación a acarrear pensamiento de suicidio e incluso la materialización del mismo.
Mª Reyes Massó Castillo.
Psicóloga. Col Nº CM-01600
Miembro de la Junta de Gobierno del COPCLM