La psicología positiva es el estudio científico del funcionamiento humano óptimo y su objetivo es tratar de descubrir y promover aquellos factores que permiten prosperar tanto a las personas a nivel individual, como a los grupos y sociedades (Sheldon, Frederickson, Rathunde, Csikszentmihalyi y Haidt).Buscando comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las fortalezas y emociones positivas del ser humano, complementando el conocimiento de la experiencia y la mente humana.
Los tres pilares de la psicología positiva son:
1. Emociones positivas. La psicología tradicional ha dejado en segundo plano el estudio de las emociones positivas y se ha centrado de forma casi exclusiva en las emociones negativas. Por esta razón, se considera necesario favorecer el estudio de emociones tales como la alegría, la esperanza, la ilusión…
2. Rasgos positivos. Para alcanzar una vida óptima es necesario cultivar aquellas fortalezas personales que nos ayudan a ser más felices.
3. Las instituciones positivas. Existen además un conjunto de instituciones positivas que sustentan las virtudes y a su vez sostienen las emociones positivas. Instituciones positivas son, por ejemplo, la democracia, las familias unidas, la libertad de información, la educación, las redes de seguridad económica y social…
Seligman y Peterson realizan un largo proceso de documentación sobre las fortalezas personales y encuentran seis características clave, presentes en las grandes religiones, filosofías y tradiciones culturales del mundo que denominan virtudes. Pero las virtudes son nociones abstractas y poco prácticas para la Psicología, por lo que cada una de ellas se subdivide, hasta un total de 24 fortalezas, que se pueden medir y desarrollar.
Adquisición y uso del conocimiento | Humanidad | Coraje | Justicia | Templanza | Trascendencia |
– Curiosidad – Creatividad – Juicio – Deseo de aprender – Perspectiva | – Capacidad de amar y ser amado – Generosidad – Inteligencia social | – Tenacidad – Honestidad – Ilusión – Valentía | – Trabajo en equipo – Ecuanimidad – Liderazgo | – Perdón – Modestia – Prudencia – Autocontrol | – Aprecio de la belleza – Gratitud – Esperanza – Humor – Espiritualidad |
La idea central sobre la que se pone el acento es la prevención, actuar antes de que la disfunción o la enfermedad mental estén presentes, cuando la persona se encuentra bien. Se trata de identificar y desarrollar una serie de fortalezas personales cuyo entrenamiento actúa como una barrera contra las enfermedades futuras, posibilitando además alcanzar una mejor calidad de vida y bienestar.
Linley (2008, 2010), uno de los investigadores más importantes en este tema, define una fortaleza como una “capacidad ya existente de comportarse, pensar o sentir que es auténtica y estimulante para la persona y permite el funcionamiento óptimo, el desarrollo y el rendimiento”.
Una fortaleza es una capacidad ya existente, un rasgo, una característica psicológica que la persona pone en marcha con mucha naturalidad, sale de forma espontánea, “auténtica y genuina”. Son recursos psicológicos que se presentan en situaciones distintas y a lo largo del tiempo.
El uso de fortalezas es estimulante para la persona, proporciona energía y vitalidad, a diferencia de otras conductas aprendidas que podemos realizar muy bien, pero no aportan energía. Se puede poner en práctica una fortaleza horas y horas, sin experimentar cansancio, entrando en estado de “flow”, “la persona está inmersa en lo que está haciendo, tan absorta en una actividad o situación, que el tiempo vuela”. Csikszentmihalyi
Las fortalezas permiten el funcionamiento óptimo y el rendimiento. La persona hace lo que le gusta, invierte en lo que disfruta sintiendo energía, en lo que se siente competente y eso le hace más competente. Por tanto, es muy probable que tenga un rendimiento por encima de la media, con resultados excelentes.
Las fortalezas fomentan la autoestima positiva en ya sea en la vida personal, familiar, social y laboral. Todo ello produce bienestar y el incremento de la felicidad.Estudios empíricos demuestran que las personas que usan sus fortalezas más frecuentemente:
– Son más comprometidos. (Harter, Schmidt & Hayes, 2002)- Tienen un mejor desempeño en su trabajo. (Smedley, 2007; Stephanyszyn, 2007; Woolston & Linley, 2008).- Refieren sentirse más felices y satisfechas, y se sienten con más energía. (Govindji & Linley, 2007)- Consiguen sus objetivos de forma más efectiva. (Linley, 2008)
La buena noticia es que todas estas fortalezas forman parte de nuestra naturaleza humana y prácticamente cualquier persona puede desarrollar sus fortalezas personales, con tiempo, esfuerzo y determinación suficientes.
Algunas de estas fortalezas las podemos identificar claramente y otras no tanto. Cada persona tenemos un perfil determinado de fortalezas que podemos aprender a conocer e identificar, mediante diferentes test y otras fuentes de información.
El uso correcto de las fortalezas, como en tantos otros aspectos de la vida, requiere equilibrio en la cantidad adecuada y en la situación apropiada. Pueden también utilizarse en exceso, utilizarse poco y emplearse de mala manera.
La Psicología Positiva permite estos aprendizajes, mediante técnicas sencillas y eficaces, comprobadas científicamente por la investigación, con importantes consecuencias sobre el bienestar y la felicidad.
Seligman propone un ejercicio práctico muy sencillo, que garantiza incremento en el nivel de satisfacción con la vida: piensa y escribe cada día 3 aspectos positivos que te hayan sucedido a lo largo del día, tres cosas por las que puedas sentir agradecimiento. Busca una libreta especial para ello y realiza este ejercicio durante un mes seguido.
Isabel Piqueras González.PsicólogaCol. CM-01755