La atención psicológica durante la DANA ha sido fundamental para mitigar el impacto emocional y social generado por estos eventos.
Situaciones de emergencias debidas a las emergencias climáticas pueden provocar un alto nivel de ansiedad, un estrés intenso incluso síntomas de trastorno por estrés postraumático en los afectados tras la vivencia que han tenido.
Las estrategias de intervención temprana reducen el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos crónicos en las personas afectadas.
La atención psicológica en emergencias tiene un papel primordial en estas situaciones ya que ayudan en la estabilización emocional de las víctimas y en el trabajo del fortalecimiento de la necesidad de apoyo de sus redes familiares y sociales. Una atención temprana e incluso inmediata puede ayudar a que la victima sea capaz de gestionar sus emociones de manera mas saludable y de este modo evitar un posible estrés postraumático.
Los y las psicólogas en emergencias deben tener la capacidad de trabajar en situaciones adversas para poder llevar a cabo la intervención y rehabilitación psicosocial en el menor tiempo y que así la victima pueda ayudarse de sus propios recursos emocionales para que de esta forma tenga el menor impacto en su salud mental.
Ante estas situaciones de emergencia psicológica se tiene que tener en cuenta que no todas las victimas van a tener los mismos recursos bio-psico-sociales, y que, por tanto, existen grupos de personas que previsiblemente serán de mayor vulnerabilidad. De este modo, podemos destacar que los niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes requieren estrategias específicas de atención psicológica durante la crisis.
Todas las personas que estaban en las localidades de Albacete y Cuenca en el momento de la DANA sufrieron un gran impacto psicológico y fueron víctimas de las inclemencias del tiempo; pero sus familiares y allegados que no estaban en los pueblos en esos momentos también vivieron la ansiedad y la angustia de la situación que se estaba viviendo.
De igual forma es esencial tener en cuenta la necesidad de proporcionar soporte psicológico no solo a las víctimas sino también al personal de emergencias para prevenir el agotamiento emocional y el posible futuro síndrome de burnout.
La gestión emocional y psicológica relacionada con la desaparición forzada y el duelo es un hecho a tener en cuenta y profundamente relevante. Los estudios recientes destacan las intervenciones que buscan abordar el impacto psicológico y emocional en los familiares de personas desaparecidas, un tipo de pérdida que desencadena un “duelo ambiguo” caracterizado por la incertidumbre, la ausencia de cierre y el prolongado sufrimiento emocional.
Desde el momento que se comunica el riesgo por la DANA, las personas afectadas sufrieron las desapariciones forzadas de muchos de sus familiares teniendo la incertidumbre del posible desenlace. Esto genera un duelo prolongado y difícil de resolver, conocido como “duelo ambiguo”, que se debe a la incertidumbre de la muerte o el destino de la persona desaparecida, lo que agrava las emociones de ansiedad, culpa y desesperanza. El psicólogo/a de emergencias, en estos casos debe recurrir a la utilidad de intervenciones psicológicas específicas que no buscan eliminar las emociones, sino ayudar a los dolientes a gestionarlas y adaptarse. Estas incluyen el acompañamiento emocional y el uso de estrategias basadas en la resiliencia.
Teniendo en cuenta todo lo comentado con anterioridad, y sabiendo el alcance de la situación, el tiempo que se necesita la intervención, el lugar, las personas afectadas, … es de vital importancia una buena planificación en la actuación psicológica, ya que de esta forma se optimizan los recursos y se consigue un buen trabajo en coordinación con el resto de los profesionales que están interviniendo en la emergencia.
La atención psicológica en situaciones como la vivida en octubre de 2024 por las emergencias climáticas de la DANA, debe considerarse una parte integral de la respuesta general. Invertir en capacitación de equipos de emergencia y programas de prevención puede marcar una diferencia significativa en la resiliencia emocional de las comunidades afectadas.
Los programas de recuperación deben incluir actividades grupales para fomentar la cohesión social y restaurar el sentido de comunidad.
Margarita Velascoín González- Tejero.
Psicóloga y vocal de la Junta de Gobierno del COPCLM.
Colegiada CM01116