La sexualidad femenina ha sido históricamente interpretada en términos de fertilidad, juventud y deseo espontáneo. Pero, ¿qué sucede cuando la biología nos lleva por caminos diferentes? En la consulta, escucho una y otra vez frases como: “Ya no soy la misma”, “mi cuerpo no responde igual”, “mi pareja no entiende lo que me pasa”. La perimenopausia y la menopausia traen consigo una transformación profunda, tanto a nivel fisiológico como emocional, y es crucial que la psicología lo integre en su enfoque.
Los estrógenos, la progesterona y la testosterona han sido cómplices silenciosos de la libido femenina, de la lubricación, del placer y del bienestar emocional. Cuando comienzan a fluctuar o disminuir, no solo afectan la respuesta sexual, sino también la percepción de la propia identidad. Es frecuente que las mujeres experimenten ansiedad, irritabilidad, insomnio y una sensación de pérdida de control sobre su cuerpo. Algunas describen esta etapa como una “desconexión” de sí mismas y de sus parejas.
Pero la menopausia no es el final de la sexualidad, sino una invitación a redescubrirla desde otros matices. El cuerpo cambia, sí, pero con ello se abren nuevas posibilidades. El deseo ya no responde a la urgencia hormonal, sino que se ancla en la experiencia, en la complicidad, en la capacidad de estar presente en el momento erótico. Es el tiempo del placer deliberado, del ritmo lento, del erotismo construido desde el encuentro auténtico y consciente.
Las relaciones sexuales pueden requerir ajustes, pero esto no implica renuncia, sino exploración. La piel pide otras caricias, la excitación se enciende de maneras menos automáticas, la penetración cede espacio a una sensualidad más amplia. El erotismo, lejos de extinguirse, se refina. Si antes el deseo emergía mas espontáneamente , ahora exige intención, creatividad, y la disposición a mirarse con nuevos ojos.
La clave radica en resignificar la relación con el propio cuerpo, en permitirnos construir una nueva narrativa del placer que no dependa de modelos coitocentristas, sino de una sexualidad madura, libre de la prisa del rendimiento y más centrada en la conexión con el otro y con una misma.
La consulta psicológica: un espacio facilitador al redescubrimiento.
La menopausia es un cruce de caminos donde el cuerpo cambia, la percepción del deseo se reconfigura y las emociones oscilan entre la incertidumbre y la oportunidad. Como profesionales de la psicología, tenemos la responsabilidad de generar espacios donde estas transiciones puedan ser exploradas sin miedo ni prejuicio.
El erotismo no desaparece con la menopausia, pero sí exige nuevas formas de acercamiento. En la consulta, debemos acompañar a las mujeres en la resignificación de su sexualidad, ayudándolas a comprender que su capacidad de deseo y placer sigue intacta, aunque pueda necesitar ajustes y nuevas estrategias.
Las creencias erróneas de pérdida deben ser desafiadas. No se trata de volver a lo que fue, sino de descubrir lo que puede ser. La identidad sexual no se anula con la edad; se enriquece con la experiencia, la autenticidad y la conexión con el propio cuerpo. Es fundamental trabajar el empoderamiento erótico desde un enfoque integrador, donde mente y cuerpo dialoguen sin restricciones ni mandatos externos.
La consulta psicológica y sexológica se convierte así en un espacio de reconstrucción, de validación y de aprendizaje, donde la mujer pueda explorar nuevas formas de intimidad, fortalecer la comunicación con su pareja y reencontrarse con el placer desde la libertad. La sexualidad, lejos de extinguirse, puede convertirse en una fuente de redescubrimiento y renovación.
Porque la menopausia no marca el final de la sexualidad, sino el inicio de una nueva etapa que merece ser vivida con plenitud.
Claves para el abordaje terapéutico de la sexualidad en la menopausia.
Reformular la narrativa sobre menopausia y deseo.
Como profesionales de la psicología, podemos ayudar a nuestras pacientes a reconstruir su visión de la menopausia, alejándola de la idea de declive y acercándola a una etapa de transformación. Es nuestra labor desmontar mitos sobre la pérdida del deseo y fomentar una percepción más positiva, permitiéndoles explorar su sexualidad desde un enfoque renovado y libre de prejuicios.
Facilitar estrategias para el bienestar íntimo.
Podemos acompañarlas en la búsqueda de recursos que mejoren su bienestar sexual, ya sea a través del uso de lubricantes de base acuosa, humectantes vaginales o el acceso a tratamientos hormonales supervisados médicamente. Muchas mujeres sienten vergüenza o desconocimiento al respecto, y en nuestro rol terapéutico, podemos guiarlas para que se sientan seguras al explorar estas opciones.
Incorporar la sexualidad como parte del bienestar integral.
La sexualidad sigue siendo una parte esencial del bienestar emocional y físico. Como terapeutas, podemos ayudar a nuestras pacientes a entender que mantener una vida sexual activa no solo favorece la elasticidad y humedad vaginal, sino que también refuerza la conexión emocional y el placer compartido. Facilitar este proceso puede marcar una gran diferencia en su calidad de vida.
Validar la variabilidad del deseo
El deseo sexual cambia con el tiempo, pero eso no significa que desaparezca. Podemos ayudar a nuestras pacientes a entender que esta transformación es natural y que la clave está en la adaptación y el autoconocimiento. Explorar nuevas formas de placer y descubrir lo que ahora les resulta estimulante es parte del proceso de acompañamiento terapéutico.
Promover el diálogo en la pareja
Uno de los desafíos en esta etapa es la comunicación en pareja. Como profesionales de la psicología, podemos guiarlas en la expresión de sus expectativas y necesidades, brindándoles herramientas para hablar sobre sus cambios sin miedo ni culpa. Fortalecer este diálogo disminuye la ansiedad y permite que la relación evolucione de manera saludable.
Enfatizar la importancia del movimiento y la salud física.
El bienestar sexual también está vinculado al estado físico. Podemos motivar a nuestras pacientes a incorporar hábitos como ejercicios de suelo pélvico, actividad física regular y una alimentación equilibrada, explicándoles cómo estos factores influyen directamente en su función sexual y autoestima.
Explorar herramientas de conexión sensorial.
El mindfulness, la respiración consciente y la exploración sensorial son estrategias que podemos introducir en nuestras sesiones para ayudar a las mujeres a reconectar con su cuerpo y potenciar el placer. Muchas veces, pequeños cambios en la atención y la sensibilidad pueden transformar su experiencia sexual.
Ofrecer apoyo psicológico individual o en pareja.
Como profesionales, podemos ofrecer un espacio seguro para abordar inseguridades, ansiedad o conflictos de pareja derivados de los cambios sexuales en esta etapa. Ya sea en terapia individual o en pareja, nuestro rol es acompañarlas en el proceso de resignificación de su sexualidad, ayudándolas a encontrar estrategias para vivir esta etapa con plenitud y confianza.
Conclusión.
Acompañar a las mujeres en el tránsito por la menopausia desde la consulta psicológica implica mucho más que ofrecer información; es una invitación a redescubrir su sexualidad con una mirada renovada y libre de mandatos limitantes. Como profesionales de la psicología, podemos ser facilitadores de este proceso, ayudando a desmontar mitos, promover el autoconocimiento y ofrecer herramientas para que cada mujer pueda construir su propia narrativa del deseo y el placer.
Lejos de ser el final de la vida sexual, la menopausia representa una oportunidad para explorar nuevas formas de intimidad, donde la conexión emocional, la comunicación y la sensualidad cobran un papel central. Nuestro trabajo es acompañarlas en la aceptación de su cuerpo en transformación, validando sus experiencias y proporcionándoles estrategias que les permitan vivir esta etapa con plenitud y confianza.
Porque la sexualidad no tiene fecha de caducidad, sino que se adapta, se redefine y se enriquece con la experiencia. Y como profesionales, tenemos la responsabilidad de abrir caminos para que las mujeres la vivan desde el placer, la libertad y el bienestar.
Referencias bibliográficas
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- Cabello, C. (2022). El bienestar sexual en la menopausia: Un enfoque integral. Barcelona: Editorial Psicología & Salud.
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- Molero Rodríguez, F. (2021). Sexualidades en la Menopausia. Instituto de Sexología de Barcelona.
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María Antonia López Martínez.
Psicóloga y sexóloga.
Nº Colegiada CM03237