“Nuestra Tierra. Nuestra salud”. 5 de junio de 2024, Día Mundial del Medioambiente

Según las Naciones Unidas, los ecosistemas o espacios naturales del planeta de los que depende la existencia del ser humano están en peligro. Hasta el 40% de las zonas terrestres del mundo están degradadas y si no se toman medidas urgentes, el grave problema de las sequías podría afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050. Por esta razón, el Día Mundial del Medio Ambiente 2024 se centra en restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración». La protección y la revitalización de los ecosistemas en todo el mundo se considera un aspecto fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5 de junio, fue establecido el 15 de diciembre de 1972​ por la Asamblea General de Naciones Unidas. La declaración de este día se establece a raíz de la primera gran conferencia sobre cuestiones medioambientales, conocida como la Conferencia sobre el Medio Humano o Conferencia de Estocolmo, celebrada en junio de ese mismo año. Su finalidad fue resaltar que la protección y la salud del medio ambiente son cuestiones fundamentales que afectan al ser humano a través del bienestar de la población y del desarrollo económico mundial. Desde 1973, el Día Mundial del Medio Ambiente ha servido para promover la conciencia ambiental y ha generado multitud de acciones significativas a nivel global.​

En el momento presente, transcurridos ya más de 50 años desde esa Declaración, y a decir del mayor consenso científico, nuevos problemas como la crisis y agotamiento energético, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación…, comprometen seriamente nuestra supervivencia como especie, hacen crecer de forma alarmante otros problemas como migraciones, hambrunas y enfermedades físicas y mentales y generan una gran incertidumbre sobre nuestro futuro como seres humanos. A este respecto, ya solo unos pocos negacionistas cuestionan que estamos viviendo en modo insostenible, que el crecimiento tiene un límite que es el límite biofísico del planeta y que si nos empeñamos en seguir ignorándolo nos encaminamos a la autodestrucción. Si queremos evitar crisis humanitarias de enorme sufrimiento debemos acompasarnos a los ritmos naturales y desarrollar un estilo de vida que no esté basado en el consumo desechable, en la obsolescencia y en el derroche, pues en este momento histórico derrochamos un exagerado porcentaje de la energía que producimos con los combustibles fósiles, y la ciencia nos dice que podríamos tener un nivel de vida similar consumiendo mucha menos energía y utilizando los recursos de forma más cautelosa.

La buena noticia es que los innumerables estudios de investigación sobre los beneficios de la naturaleza para el ser humano concluyen que los entornos naturales no solo ejercen una influencia beneficiosa sobre nuestra salud física y mental, sino que además nos hacen más confiables, generosos, empáticos y colaboradores.  Y además también demuestran que invertir 1 euro en cuidado verde podría ahorrar 5 en gasto sanitario. La naturaleza genera beneficios físicos cognitivos, emocionales y existenciales en el ser humano. No podemos prosperar como humanidad sino florece la naturaleza porque llevamos el vínculo con las plantas y con el resto de los seres vivos en nuestro interior, porque somos seres formados por otros seres en convivencia mutua, y por tanto nuestra supervivencia depende de la cooperación y simbiosis con el resto de la vida. De esta forma, la preservación del medio ambiente, del clima y de la vida silvestre, de nuestro planeta, es parte integral de la salud pública.

Siendo así, ¿Cómo manejarnos ante la crisis ecosocial, ante la ecoansiedad, la solastalgia y ante el dolor por el daño al resto de seres vivos? Frente al optimismo ciego o al pesimismo melancólico, que nos llevan a la pasividad e impotencia, podemos adoptar un enfoque de esfuerzo, acción y transformación que contribuya al bien de nuestros entornos físicos, psicológicos y sociales, del medio ambiente y de la biosfera en su conjunto. Apegarnos a un lugar para dar forma a nuestra vida, a nuestra comunidad y al entorno que habitamos. En palabras de Voltaire, “Es necesario cultivar nuestro jardín”. La naturaleza humana y la naturaleza verde están conectadas y ensuciarnos las manos de tierra nos conecta con la vida y nos recuerda que somos una de tantas criaturas y que necesitamos los entornos naturales para vivir plenamente. A este respecto, uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la Naciones Unidas incluye la meta de acceso universal a espacios verdes y públicos seguros, inclusivos y accesibles para 20230.

Ante la pérdida y desconexión de los lugares que contribuyen a nuestra prosperidad y que nos nutren, desde la psicología del medio ambiente nos planteamos cómo ayudar a las personas a conectar con la naturaleza para sentirnos plenamente realizadas e implicarnos en proteger los entornos que nos ayudan a florecer. La psicología científica ha identificado los determinantes psicológicos que subyacen en los problemas medioambientales y en sus consecuencias emocionales y de salud mental, pues las decisiones y comportamientos ecológicos vienen desencadenados por factores  más psicológicos que tecnológicos. Así, la psicología de la conservación ambiental y de la sostenibilidad junto con las diferentes modalidades de ecoterapia tienen por objeto central el estudio, puesta en marcha y mantenimiento de la conducta saludable y sostenible definida como el conjunto de acciones que protegen y restauran la biosfera, los recursos naturales y el cuidado de las personas y de los contextos socioculturales.

La colaboración entre las diferentes disciplinas científicas se enraíza en lo más radical del ser humano, en viriditas, en la búsqueda vital de la verdad y del conocimiento transdisciplinario. En este día del medio ambiente, 5 de junio de 2024, y en cada nuevo día, pongamos los pies en el suelo, disfrutemos de la belleza del entorno, del asombro ante la naturaleza y cooperemos para compartir aquellos constructos y revelaciones científicas que nos permiten celebrar la cultura del cuidado, de la salud y de la vida.

Antonio González López.
Colegiado Nº CM00299

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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